Resumen: Cuando el gobierno cubano dijo en diciembre que se proponía comprar coches modernos sin necesidad de pedir permisos a la población, muchos sospechaban que habría una trampa. Tenían razón. Los coches, que sólo pueden ser comprados a través de proveedores estatales, cuestan una fortuna. Ciertamente los precios parecen diseñados para disuadir a los compradores. Otra explicación puede mentir en el efecto inmediato de la reforma, la eliminación de un floreciente comercio del mercado negro en los permisos para comprar autos nuevos.

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