Resumen: La crisis financiera global que comenzó en los Estados Unidos en 2008 asumió diferentes formas en distintas regiones. En Europa, se convirtió en una crisis de deuda soberana, estrechamente vinculada a las desigualdades dentro de la región de la zona del euro. En algunos países europeos, como Grecia ejemplo excepcional, la crisis se convirtió en algo personal para muchos ciudadanos que sufrieron la pérdida de los ahorros, trabajos y otros medios de seguridad financiera. La respuesta inmediatamente visible por su parte fueron las protestas públicas y el ejercicio de la opción electoral contra los partidos entonces titulares. Se analiza cómo los ciudadanos experimentaron la crisis en trece países de todo el mundo, que sintieron el impacto de la recesión, pero en diferentes grados. Se presume que los países con un buen presupuesto o un alto nivel de capital social antes de la crisis han sido más resistentes en relación con la crisis que aquellos con bajos niveles de capital social.