La polémica ideológica desplegada en Occidente entre neoconservadores, liberales y socialdemócratas acerca de los destinos de la democracia reviste carácter particularmente inconciliable en lo que concierte a la participación política. La participación política de los ciudadanos es uno de los factores más importantes que legaliza el sistema vigente de poder. Dado que en las democracias occidentales ha sido por doquier aceptado el principio de gobierno de la mayoría, cuanto más ciudadanos participen en el proceso político, tanto más las autoridades se consideran representantes legítimos de los intereses del pueblo y lo califican como aprobación de las instituciones y los valores políticos existentes.