Las diferencias de niveles de desarrollo en la economía capitalista mundial en el ámbito de los lazos económicos acarrean la desigualdad y la explotación, hacen que las ventajas provenientes del intercambio internacional y la división internacional del trabajo las obtengan, fundamentalmente, los socios más industrializados. Esta regularidad inherente al capitalismo se manifiesta con especial fuerza en la persistente disparidad en la producción del PNB per capital, la existencia de zonas estancadas de hambre y miseria, el creciente abismo entre los potenciales científico-técnicos de los dos grupos de países, en desarrollo e industrializados, la conversión del sistema monetario financiero internacional.