La lucha de los antiguos países coloniales y dependientes por superar el atraso heredado del pasado y lograr la independencia económica ha puesto en el orden del día el problema de descolonizar todo el sistema de sus vínculos económicos mundiales y restructurar radicalmente el mismo sobre principios democráticos justos. A medida que n los países liberados se van configurando fuerzas productivas modernas, la necesidad de tal restructuración no se reduce, sino que crece, ya que este proceso está indisolublemente ligado al acceso de los jóvenes Estados a los logros científico-técnicos mundiales, los cuales requieren contactos económicos multilaterales con los países más desarrollados. Es ello lo que determina el imperecedero valor actual de dicho problema.