El FMI, la reducción del Estado y el consenso de Washington ¿son una misma cosa?
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ArtículoIdioma: Español Detalles de publicación: Bogotá :Descripción: pp. 181-209Tema(s):
En: Papel Político - Vol.20 No.1 (ene.-jun. 2015)Resumen: El sociólogo estadounidense Joseph Kahl (1988), solía decir que en América Latina los profesores e investigadores de la sociología se dejaron llevar por el fervor revolucionario de los estudiantes y empezaron a utilizar amplias teorías que permitieran entender las razones del atraso de América Latina, en lugar de dedicarse al estudio detallado de casos accesibles para llegar a una realidad más amplia. De esta antigua tradición, surgieron dos tendencias (Bryant, 2003) que parecen tener una amplia aceptación a nivel regional: la tendencia a defender el libre mercado como si fuera alguna especie de dogma incuestionable y la tendencia a atacarlo como si fuera una especie de enfermedad con la cual estamos obligados a vivir. A nivel académico esto ha mostrado visos claros. Algunos autores de ambos bandos y con un soporte argumentativo bastante débil (Mendoza, 2012; Trentmann, 1998) han aprovechado la inherente falencia conceptual de gran parte de estos discursos de economía política para reforzar sus ideologizados argumentos. Y consecuentemente con esto, dentro del discurso encaminado a atacar el libre mercado por cualquier medio posible, académicos y políticos han incurrido en la tendencia de compilar dentro de una especie de saco teórico conceptos como la reducción del Estado, la filosofía del neoliberalismo e instituciones como el FMI y el Banco Mundial, bajo el supuesto de que todos se encuentran en completa armonía y acuerdo.
El sociólogo estadounidense Joseph Kahl (1988), solía decir que en América Latina los profesores e investigadores de la sociología se dejaron llevar por el fervor revolucionario de los estudiantes y empezaron a utilizar amplias teorías que permitieran entender las razones del atraso de América Latina, en lugar de dedicarse al estudio detallado de casos accesibles para llegar a una realidad más amplia. De esta antigua tradición, surgieron dos tendencias (Bryant, 2003) que parecen tener una amplia aceptación a nivel regional: la tendencia a defender el libre mercado como si fuera alguna especie de dogma incuestionable y la tendencia a atacarlo como si fuera una especie de enfermedad con la cual estamos obligados a vivir. A nivel académico esto ha mostrado visos claros. Algunos autores de ambos bandos y con un soporte argumentativo bastante débil (Mendoza, 2012; Trentmann, 1998) han aprovechado la inherente falencia conceptual de gran parte de estos discursos de economía política para reforzar sus ideologizados argumentos. Y consecuentemente con esto, dentro del discurso encaminado a atacar el libre mercado por cualquier medio posible, académicos y políticos han incurrido en la tendencia de compilar dentro de una especie de saco teórico conceptos como la reducción del Estado, la filosofía del neoliberalismo e instituciones como el FMI y el Banco Mundial, bajo el supuesto de que todos se encuentran en completa armonía y acuerdo.
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