Después de meses de ausencia, Germán Vargas volvió al ruedo. Su relanzamiento no cayó bien ni en el santismo ni en el uribismo. El electorado del no era casi un monopolio de Álvaro Uribe. Con la llegada de Vargas Lleras, se parte en dos; se esperaba que Germán Vargas se desmarcara del gobierno, pero no que usara el fantasma del castrochavismo.