Los muiscas o chibchas habitaron desde tiempos prehispánicos la Sabana de Bogotá y lograron adaptarse a los ciclos del agua presente en los ríos y lagos en lo que hoy es la ciudad. Ordenaron el territorio en torno al agua, elemento que consideraban sagrado como fuente de su origen, el cual además de su cosmogonía está presente en múltiples relatos mitológicos como el del Salto del Tequendama, por ello fueron denominados la gente del agua. Desarrollaron prácticas que desafortunadamente fueron proscritas y/o olvidadas, pero en la actualidad, cuando este territorio ha sido afectado por las inundaciones, estas deben ser rescatadas para reordenar el desarrollo de la ciudad y prevenir desastres como los acontecidos entre 2008 y 2011 que han afectado viviendas, industrias, zonas de producción agropecuaria e incluso universidades de elite.