Resumen: Este ensayo se pregunta si los cadáveres tienen derechos humanos y en caso afirmativo, qué fundamentos filosóficos se utilizan en esos derechos. Con igual importancia, considera cómo estos derechos funcionarían en realidad en la práctica de los derechos humanos. Se argumenta que los derechos humanos de los muertos son filosóficamente inviable e irreconciliables con las limitaciones prácticas de trabajo forense; por lo tanto, no se debe pensar que los muertos tienen derechos humanos. Más bien, hace espacio para un sentido modesto sobre cómo la exhumación puede restaurar la identidad, ubicación física y la atención que se han denegado a las víctimas de la atrocidad.

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